Las palabras tabú son aquellas que algunos consideran de mal gusto por aludir a realidades crudas, vulgares o que se intentan evadir. Estos términos hacen referencia a temas de sexo, religión, necesidades cotidianas como defecar u orinar, etc. Ejemplos: follar, fornicar, masturbarse, polla, coño, el diablo, cagar, mear, morir, y un largo etcétera.
El tabú es un fenómeno social; por tanto, unos vocablos son tabú para unos y para otros, no. Pensemos, por ejemplo, en una comadreja. En principio, tenemos un animalito lindo, pero para un campesino o un granjero puede no serlo, ya que si se le come los pollitos y los huevos de las gallinas, con sólo oír su nombre pondrá el grito en el cielo. Para personas extremadamente religiosas hablar de cosas en las que se involucre la sangre es visto como algo impuro: parto, menstruación, etc.
La substitución de un término tabú por otro que no sea malsonante o crudo es lo que se denomina eufemismo. El eufemismo se encarga de camuflar una realidad que se evita mencionar. En vez de "follar" o "fornicar" se usa "hacer el amor"; de "polla" o "coño", "partes íntimas"; del "diablo", "el maligno"; de "cagar" o "mear", "ir al baño", etc.
El eufemismo incluso puede hacer que la cruda realidad parezca completamente natural, por lo que es muy usado por los políticos para engañar y ganarse la simpatía del pueblo: neutralizar (= matar). No es lo mismo decir Se ha neutralizado a los indígenas que Se ha exterminado / masacrado / matado a los indígenas. La realidad es la misma, pero no la manera de expresarla y el efecto que produce.
El disfemismo consiste en utilizar expresiones despectivas o negativas para describir personas, cosas, hechos, etc. Se trata de ridiculizar a lo que se nombra y puede haber un tono humorístico: poetastro, cacharro (para referirse a un coche de lujo), etc. También puede resultar cruel: Ayer vino esa cosa (= el novio de mi madre) a cenar.