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El rincón literario: Carta de un invidente


Querido amigo:

Ya se! te sorprenderá que mi escritura no sea la adecuada para un ciego. Pero otra vez te asombraras. Para comunicarme contigo no necesito sistemas, te escribo con la caligrafía del corazón por eso se me entenderás y por intuición ya que la escritura es lo de menos, el mensaje es lo que vale.

En muy pocos minutos se cumplirá un año de aquel súper acto que realizaste con tanto amor y nobleza.

Te sentaste junto a mí y supiste más de mí que yo en toda mi vida, me hiciste creer que había esperanza.

Creo que te lo conté... para las personas como yo no tienen muchas oportunidades. Y vos me ayudaste a aprovecharlas.

¡Contigo no se pierde el tiempo!

Me encontraste en mi momento de regreso. Ya había caminado mucho la vida y a veces las cosas no salen como deseamos. Aun sin verte puedo reconocerte, mis ojos no se encienden pero puedo formar una imagen en mi mente.

Recuerdo haber tocado tus manos, tu rostro, también el abrazo fuerte de despedida, que tantas veces me falto.

A veces la oscuridad va acompañada de silencio.

En fin! Intuyo que algo sabrás de la soledad. Por eso estas allí.

En el momento exacto, ni antes, ni después y sostengo todo tiene un propósito.

Es que son tantas las cosas que quiero agradecerte.

Me rescataste del desaliento, la desesperanza. Me sometí al reloj dejando que pase el tiempo, esperando presentarme ante el tribunal. Pero eso es otro tema!

Cuando me vaya de este mundo tendré mucho en que entretenerme, he realizado una lista de preguntas que urgen por respuestas. Sabias que me donaste vida? Sin interés, sin cobrar nada, solo te brindaste. EY!! Me inyectaste ánimo y corrió por mis venas otra vez las ganas de reír, que ironía me devolviste la visión.

Sabes?, eso me ha sostenido todo este tiempo!

Entender que en algún lugar estás: te imagino, sencillamente siendo, viviendo, ocupando tu lugar, procediendo.

Y eso me hace bien, como una persona agradecida déjame decirte que tu paso siempre dejara huellas, de esas que uno jamás quisiera perderlas, todo lo contrario, en mis momentos de oscuridad me acompaño con ellas.

No puedo ver el sol pero siento su calor, no puedo mirar tus ojos pero reconozco tu mirada.

Salgo a la calle y aunque no puedo ver lo que me rodea sé que adelante siempre hay dos caminos, ojalá en uno de ellos vuelva a encontrarte, siempre me harán bien tus palabras.

Tu acercamiento me transmite alegría.

Creo que hoy no salió el sol, siento frio, pero no el que te acaricia el cuerpo, este se siente por dentro.

Para sobrevivir en un mundo de indiferencia tienes que desarrollar los sentidos que te quedan.

Lo que no veo puedo olerlo, a veces las palabras proceden de un cementerio, tienen olor a muerte, en otras oportunidades me acerco creyendo que es el aroma de una rosa y me lastiman sus espinas.

Déjame decirte...duelen!

Otras la música que sale del alma es una dulce melodía que adormece el dolor, otras te hace volar, soñar y otras tantas te sumergen en la inseguridad y debo confesarte amigo mío tengo miedo.

Por eso me lo permita el momento o no, a tiempo o fuera de él, hago buen uso del sentido que me queda...

No dejare de hablar, siempre hay algo que decir, y lo mas importante, alguien que necesita escucharlo. Quiero ser como vos en eso! Con cada palabra dar vida, levantar al herido, ser el hombro al que esta solo (de eso entiendo bastante), ser la mano que guie, el oído que solo escucha. . . ¿te diste cuenta cuanta gente habla sola? Ya no estoy en soledad tengo un amigo, a veces me sorprendo riéndome eso es bueno!

Hoy al despertar, como siempre estaba tu recuerdo a la orilla de mi cama, al levantarme caminabas a mi lado confiado por que sabes que conozco el camino. Mientras el aliento de mi taza de café, sopla suavemente en mi rostro, en mis manos se marea la cucharita dando vueltas y vueltas.

De estar aquí estarías sentado frente a mi, trato de imaginar tú postura, con el mate en la mano.

Bueno ahí tendremos que llegar a un arreglo!

También presiento que muchas veces haces un esfuerzo por mostrarte bien ante la gente, conozco tu riza, he imagino tus gestos, pero aprendí que la gente ríe de muchas maneras.

Ese no es uno de mis problemas, cuando rio o lloro no veo la actitud de la gente, solo soy yo. Ojos que no ven corazón que no se avergüenza.

Sigo con los recuerdos. . . JA! Cuando te haces el enojado...

Pues ya! Que joder! Mezcla rara de latino y europeo.

Pero mi amigo tú me enseñaste muchas cosas y quiero darte lo único de valor que poseo.

No puedo ver hacia delante, pero mi corazón conoce el camino.

Un día soplaran sobre mí y apagaran mi vida como una vela de cumpleaños. . . Y esa es la idea, que mis oídos se apaguen lentamente con la música de las rizas, los aplausos y la alegría.

Los dos sabemos que en la vida del hombre, es más importante el día de su muerte que el día de su nacimiento.

Por eso me he propuesto que la mía valga la pena y cuando llegue el momento de la despedida, deseo que todos se alegren, pues yo estaré contento, pleno, satisfecho. Así pues. Hoy determino donar mi corazón. Es la mayor de mis posesiones, allí atesoro a los que amo y deseo preservarlos, que continúen vivos después de mi partida. Es lo único que podré entregar sin que nadie me lo quite, en mi último segundo de vida.

Conmigo solo llevare los recuerdos, así me iré en busca de nuevas respuestas.

Demás está decirte que esto no es una despedida, lo considero un paréntesis, una coma, un punto seguido.

Desde aquí te envió la mejor de mis sonrisas, mi deseo es que cumplas todos tus sueños, que tus proyectos dejen de serlo y se realicen y así también veré cumplido los míos.

No me despido para siempre, pues hay los que nunca se van y los que regresan siempre.

Simplemente gracias por estar, por ser, por conocerte.

Algún día correremos libres por el parque, y no necesitaré mis ojos para verte.

Tu amigo ciego

Norma del Savi (norma-savi@hotmail.com)
Córdoba, Argentina
Enviado el 21 de mayo del 2011



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