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El rincón literario: ¿Es rabia lo que siento?


¿Qué tendría que hacer cuando siento que no quepo dentro de mí, que me sale la energía por todos los poros del cuerpo, que quisiera cerrar los ojos y volverme pájaro para salir volando por la ventana y a una velocidad vertiginosa subir a lo más alto que me permitieran mis alas, sin mirar abajo, hasta traspasar las nubes y encontrarme con el inmenso azul del cielo, sin pensar en nada, solo volar, volar, volar, hasta que mi corazón sintiera que no puede más, que me faltan las fuerzas, que el agotamiento me ahoga.

Y al llegar a ese instante, planear con mis alas abiertas, dejarme llevar por el viento, la calima, lo que en ese momento la naturaleza me ofrezca, con los ojos cerrados, dejándome llevar sintiendo el viento que la velocidad produce acaricie mi cara y entonces sí, mirar hacia abajo y ver lo que alcance mi vista; la copa de los árboles, los verdes prados, los cristalinos ríos, la cima de las montañas, los animales viviendo libremente en cada uno de sus propios entornos, las montañas nevadas, los mares del azul intenso que permita su profundidad.

Dicen que cuando duermes y tienes esas sensaciones lo llaman viajes astrales, el desplazarte a otros sitios donde quieres estar. Yo los he vivido varias veces, os lo juro, he ido saliendo poco a poco de mi envoltura carnal hasta convertirme en ese pájaro grande, de alas largas y pobladas, poderosas para poder llegar lejos, muy lejos y sentir en mi alma lo que percibía con la vista, gozando en cada milésima las sensaciones, esas que os he descrito, que solo se pueden sentir cuando eres pájaro, ¿lo habré sido en otra vida, y por eso lo hecho tanto de menos?, ¿sigo quizás añorando esos momentos de libertad, en los que nada me ataba a nada, solo mi propia supervivencia?

No sé que fuerza poderosa me provoca estas sensaciones de rabia, de sentirme atada, de ahogarme en mi entorno, de que la vida se me queda pequeña, que no estoy donde debería estar, que he equivocado el momento de nacer, que mi alma equivocó el camino, que la cigüeña me dejo caer donde no debía, que fue un error de calculo, yo que sé lo que no se que es, que pudo ser, que fue, que pasó; solo siento, que siento que no estoy en mi lugar, que lo que estoy viviendo no debería ser mi vida, que mi vida debe ser algo más.

Y miro hacia arriba en la noche, y veo esas estrellas tan lejanas que tanta atracción me provoca su resplandor, y voy hacia ellas a la velocidad de la luz a fundirme, o confundirme, qué más da, con ellas. Me siento polvo estelar que se mezcla con la materia del universo, y me dejo llevar por ella como por el viento siendo pájaro.

Y busco en otros sistemas, donde se viva de otra manera, donde encuentre esa luz que sea la mía, donde me mezcle con mi gente, con la que quiero estar, con la que sienta que mi alma es similar a la suyas ¿habrá que morirse para llegar a eso?

No os lo creeréis, pero en este momento en el que escribo estas sensaciones, estoy llorando, si llorando, ¿será de esa rabia que me ahoga?, o quizás es que al contarlas como si alguien me escuchara, se desahoga la rabia en cada gota que cae por mis mejillas.

Ya no estoy tan segura si es rabia, o soledad. ¿Quizás falta de amor?

Sí, debe ser algo de todo eso, o que la soledad y la falta de amor provoque mi rabia por no conformarme a que me falte. Por eso se producen mis sueños de libertad, porque no son de libertad, sino de búsqueda, de inconformismo a no resignarme y no vivirlo.

Dicen que el amor se encuentra, no se busca. Que en cualquier momento puede surgir, puede hallarse en un determinado lugar, momento o situación. Y entonces te atrapa, te cala hasta los huesos, y sientes sus tentáculos que te absorben hacia el y no quieres que nunca te dejen de abrazar.

Si es así, mi lugar, momento o situación debí confundirla, o mi soledad en aquel momento me cegó lo suficiente para confundirlo con amor, cuando no lo era. Fui yo la que lo buscaba, por eso creí encontrarlo y me confundí. Debí dejar que me encontrara, comprobar que era el que me correspondía y entonces dejarme atrapar.

Por eso sigo sintiendo esa rabia tan fuerte en mi interior, y ganas de volar, porque en realidad la rabia es inconformismo y los vuelos son la búsqueda de libertad, para poder darle otra oportunidad al amor de encontrarme.

Prestad mucha atención con el lugar, momento o situación. A mí me ha costado cuarenta años el confundirme. Pero el inconformismo y las ganas de volar que aún corren por mis venas me dan RABIA suficiente para conseguir la libertad que deseo y dejar paso al verdadero amor, aunque solo viva un sueño.

No penséis que soy mayor, es que era muy joven cuando me equivoqué, y aunque después de volar en libertad nunca llegara a vivir ese sueño, siempre me hará más feliz y mejor persona, vivir de un sueño que en una pesadilla.

11-4-2010


Mª Ángeles Nicolás Guardiola (mariaangeles@arkade.es)
Enviado el 10 de mayo del 2010



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