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El rincón literario: Revive

Limito el horizonte invisible e imparcial
de la ficción nula y la impura realidad.
El espejo bicéfalo me muestra un final
de vil conocimiento, de ignorante crueldad.
La mentira acaparó con fronteras ciegas
la malicia que a la verdad engañó con tretas.

Trelew , piedra de toque en mitad del camino
ácido amanecer de un amargo destino.

En blanco y negro bailan un tango desigual
la muerte con la vida pisándose el brial.
La soledad araña con balas de estupor
el paredón que engaña con sublime blancor.
Las espaldas arquean su ritmo de violín
con las cuerdas sangrientas de un burdo retintín.
Falacias y certezas, bisturís ceñudos
que juegan con la vida. Cuestión de segundos.

Llevaron el sol a la noche de repente
las horas torcidas que silentes dormitan
en el momento cumbre de tender el puente.
Las ruedas clavadas al asfalto vomitan.
Los tubos de escape le eructan dinamita.
Los taxis consumen para cobrar la guita.

La hebra de tu cabello recuerda en oro
caminos no recorridos por el decoro.
Cada célula de tu piel es impregnada
y por la sensación del taxi esperanzada.
Cada azul de tu iris se decepciona gris
y la impotencia crece como la flor de lis
volviendo traidor y felón al negro cielo
y al ave de flancos metálicos de hielo
que partió sin el cálculo de tu sonrisa
arrancando de tus ojos luz con la brisa.
Los botones de tu abrigo recuerdan tristes
las diecinueve caídas de heridas viles.

Rawson, tumba, pozo del hijo no nacido,
y antes de su existencia siquiera convenido.
Rawson, mansión de triunfos, del odio y mezquindad
de la ignorancia trono, palacio de maldad.
Rawson es una fábrica de lavadoras
que limpian el estado con acero y sosa.
Donde los almirantes y zares solo dan
ayuda a quienes suben por encima del mar.

Argentina al diablo escondió entre sus pampas.
La Patagonia a las seis dejó libres ansias
de rebeldía de joven y de ideales.
Chubut usa en Rawson fusiles militares.

Ignoro las faltas graves y maldecidas.
No somos dioses negros de vidas perdidas.
Si hay un mal, los jueces marcarán la sentencia
y no queda uno a gusto por tener presencia.

Las víctimas no vuelven de nuevo a la vida
por la muerte de sus asesinos cumplida.
Los asesinos no mueren por limpias manos
de sus víctimas, conciencia de sus hermanos.
Ninguna justicia del mundo ha reescrito.
leyes que protejan al hombre de su rito.



Maria Teresa Aláez Garcia (pernelle@terra.es)

Enviado el 23 de marzo del 2008

Webs:
http://www.e-stories.org/author-details.php?&aut=malae
http://espanol.agonia.net/index.php/author/0024905/index.html


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