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El rincón literario: Miradas psicológicamente evolutivas

(Basado en un caso real) Despide un suave perfume a jazmín que te hace enloquecer hasta llegar a un estado casi al borde de un shock anafiláctico. Así es la bella Sara, una periodista ecuatoriana que emigró hace doce años a España acompañada por sus tres hermanos (Nelson, Orlando, y el pequeño Néstor) y su vieja madre (Doña Asunción) de octogenaria edad. Mientras trabajaba para una agencia de trabajo temporal dedicada a ofrecer servicios a distintos hoteles de una conocida cadena, Sara aprovechaba sus inquietudes para transformarlas en largas sesiones de estudio con el claro objetivo de obtener una ejemplar licenciatura universitaria. Como todo inmigrante en España, lo tuvo realmente difícil para acceder a una de esas asquerosas y feudalistas plazas de becaria en un discreto diario de tirada regional.

Nuestro encuentro ocurrió azarosamente mientras ambos trabajábamos en la misma sección cultural del periódico en cuestión. Siempre hablaba en voz baja como evitando molestar, y sus frágiles gestos acompañaban cada una de sus suaves palabras. Tenía una envidiable piel brillante que no necesitaba pisar ningún salón de rayos U.V.A.

Todo en ella era fruto de una perfecta armonía englobada en un espectacular cuerpo redondo de exquisita hermosura. Recuerdo también sus dos inquietantes ojos negros que proyectaban largas miradas llenas de dulzura embriagadora.

Una noche, después de acabar un reportaje de Cynthia Freeland sobre arte, nos fuimos a un mirador para degustar unos chapuceros mojinos que nos provocaron más de una indecente cefalea al día siguiente. Durante esas horas charlando me daba cuenta de todo, sus manos se movían como flotando en el aire mientras yo contemplaba sus largos dedos que acababan en unas perfectas uñas de manicura. Su perfume no dejaba de inquietarme, era más propio de una Diosa que de una persona. Esa noche pasaron cosas agradables exceptuando las miradas xenófobas del resto del local que la observaban como si Sara les estuviera robando el aire. La muchacha ya estaba tan acostumbrada al rechazo que sólo yo pude percatarme de la hostilidad en ese oxigeno tan lleno de hipócritas desnaturalizados y despojados de cualquier mínima humanidad o filantropía. Todos nos encontrábamos bajo el mismo techo en este mundo sin piedad tan arrogante y duro para cualquier ser ilegítimo de una tierra que proporciona tantas dificultades.

El rechazo es la peor enfermedad a la que se puede someter un ser humano. Los primeros síntomas son las abrasivas miradas del entorno seguidas de crueles y déspotas comentarios. Luego se unirán significativos factores de riesgo como un inafrontable entorno laboral y unas nulas condiciones financieras. Sara dormía menos que nadie y trabajaba el doble que cualquier subnormal racista que tanto odio empleaba para mirarla. Esa noche pude empatizar con la lejanía geográfica de su nación, tan deteriorada por las hambrunas y los fenómenos metereológicos. Un País tan saturado de corrupción como el mío, y donde la política y el fútbol estaban por encima del bienestar de un pueblo oprimido y cansado de tanto derrotismo.

Sara había dado a luz hacía un par de años a un feto estrangulado que le provocó una importante crisis emocional. Fue un regalo de Dios que se transformó en una vitalicia maldición. No obstante, era una persona llena de energía y vitalidad, y con un incondicional afán de superación que se metamorfoseaba en un intenso brillo en unos ojos cargados de felicidad.

Óscar Valderrama Cánovas (graciarelacions@hotmail.com)

26 de mayo del 2005


Relatos y poemas de Óscar Valderrama Cánovas:

-Amor gratis-    -Nosotros que anhelamos la vida-    -Diferencias conyugales-    -Disfruta de mi compañía-    -Ese adorable anciano-    -Granos-    -Gritos y pesares-    -Hágase la sangre-    -Subterráneo de ideas fashion-    -Ilusiones de mi vida-    -Juguete roto-    -La peor de las mujeres-    -Mi estrella-    -Miradas psicológicamente evolutivas-    -No creo en la distancia-    -El país de las promesas-    -Paleolítico soy-    -Podrás-    -Radicales libres: mi vida y vejez-    -Rencor, odio y amargura-    -Seré lo que tú prefieras-    -Tengo miedo si no estoy a tu lado-    -La distancia que íbamos atravesando-    -Tren dirección cartagena-    -Al otro lado de la laguna Estigia - Los cuentos de la muerte-    -El hombre que golpea y otros relatos breves-   




 
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