SILENCIO

Bailo una vez más sobre tus manos cerradas, bajo los ojos atentos de tu vientre... Bailo y mi danza te asusta (puedo sentir el miedo inútil de tu aliento y volar desnuda entre pedazos rotos de tu alma...)

Mi danza se esconde, desarmada y triste y el temor deshilacha una maraña quieta de colores... Tus manos tiemblan y me precipito en la sombra. Sólo puedo oír el silencio.

¿Duermes...? El eco de tu voz apagada me confunde. Oigo pasos fuera del cristal y ya no sé si estás en el espejo. Ya no puedo sitiar el viento con tu piel y comienzo a estar cansada de gritar tu nombre. ¿Por qué no me respondes?

Vuelvo desde el espejo, mojada y fría, y recuerdo tu imagen. Tampoco estás afuera.

No hay nadie en la casa. Camino despacio entre los cristales rotos. En el estrépito de la salida olvidé tu nombre. Entro en la habitación abandonada y sucia y veo tus libros sobre la mesa.

Te has ido. No volveré a bailar sobre tus manos, no creo que vuelvas.