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El rincón literario: Asesinado por sus principios


Aún me estremezco al recordar sus caricias al levantarme, aún le doy ese beso nocturno que tanto le gustaba, imagino que duerme a mi lado y que le cuento las travesuras de nuestro nieto.

Mi nombre es María y escribo estas líneas para dejar constancia de que existió en mi vida el hombre perfecto. Francisco nunca hizo mal a nadie, simplemente se negaba a rechazar sus principios, heredados por su difunto padre.

Francisco era un hombre aparentemente serio, con su gran bigote y su sombrero negro. Trabajaba días enteros para ofrecerme todo lo que necesitara. Le conocí en el año 1932, me enamore de él a primera vista y mira que yo no creía en los flechazos, según pasaba el tiempo me daba cuenta de que le quería más y más. Pero a los cinco meses de conocernos me quedé en estado y como ya sabréis, en mi época, la única solución que había era pasar por el altar y aunque no lo creáis fue una alegría muy grande, me iba a unir con él para toda la vida y además estaba esperando un hijo suyo. Al poco tiempo nació mi hijo, lo único que me queda en estos momentos, su carita de ángel fue como una brisa de esperanza para Francisco y yo, él era nuestro ojito derecho y le tratábamos como si fuera un frágil muñequito de porcelana.

Todo era como un sueño que parecía eterno, hasta que llego la Guerra Civil. Nuestras vidas empezaban a torcerse y el miedo se convertía en un silencio muy incomodo mientras almorzábamos. Francisco estaba muy extraño, estuvo casi dos días enteros sin darme ningún abrazo ni ningún beso antes de dormir. Yo sabía que algo estaba pasando hasta que una noche Francisco confirmó mis sospechas. Me cogió de la mano y entre sollozos me dijo, “las cosas se están poniendo muy feas, cariño, se que vendrán a por mí y tú sabes mejor que nadie que jamás negaré mis principios. Sólo te pido una cosa, que jamás me olvides”. Yo me callé, apagué la luz y pegada a mi almohada lloraba sin cesar.

A la mañana siguiente vinieron a buscarle y se le llevaron para siempre, al poco tiempo me enteré de que le habían asesinado por ser republicano.

No he vuelto a amar a nadie desde entonces, él fue mi único amor y ahora espero la muerte con alegría, porque se que él esta en el cielo esperándome. Nunca he podido entender porque me le arrebataron de mi lado sin ninguna razón, según ellos fue porque era republicano. Yo aún no lo he comprendido, ¿y vosotros?

Laura (laurita2912@hotmail.com)


Relatos breves de Laura:






 
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