Autor: Nonita Pérez Paláez

Fuente: http://www.polseguera.com/writers/writing-87_un-elefante-en-el-pasillo.html


Un elefante en el pasillo

Bilbao abril 2008

Salió de su habitación medio adormilada, una vez más le había despertado la cisterna de los vecinos de arriba y una vez más sentía en el estómago un hambre urgente de zumo, café, tostadas, mantequilla y miel. La verdad es que nada nuevo en aquella mañana de domingo, avanzó a tientas hacia la puerta de la cocina y algo rodó estrepitosamente pasillo adelante, encendió la luz, allí estaban todos los animalitos de la selva, si todos, ni uno solo habían recogido antes de irse a la cama, así que ahora a aquellas horas de la madrugada impulsados por sus inestables pies corrían con gran jolgorio por el pasillo como queriendo despertar a todo el vecindario. Se enfadó, se enfadó mucho y casi jurando en arameo se dijo, también una vez más.

Les castigaré, les castigaré, esta vez de verdad¡¡¡ hoy no habrá postre ¡!!!

Y de pronto el elefante gris, el único que no se había movido, el único que estaba allí quieto al lado de su pie derecho, la miró con guasa y alzando su trompa gomosa dijo.

Ja, Ja ¡eso no te lo crees ni tu!

La furia le subió desde el estómago hambriento hasta la garganta y con la voz ronca de las mañanas en ayunas, gritó.

¡¡Cállate impertinente!!!

Al instante se abrió la puerta de la habitación de los niños.

Abuela ¿qué te pasa?

Nada, nada, seguid durmiendo... si dormís otra vez os daré doble ración de postre

Increíblemente se hizo el silencio.

El elefante la miró con trompa de sorna y rezongó.

¡¡¡ JA, JA, JA!!!
 

Nonita Pérez Paláez
Enviado el 7 de enero del 2009