Van a dar las diez, no las veintidós, sino las diez.
El amanuense sale a caminar, tras un punto final de un escrito, quizá bueno, tal vez malo, quizá mediocre...
Sale, paso a paso, por el camino.
Ante él va Moscatel..., hay quienes lo llamarían mascota, pero también Moscatel.
El cuadrúpedo camina alegre, olisquea el terreno, en el margen del camino ahí pedregal, roca, romero...tomillo
Moscatel se adelanta, va y viene, lo espera, se sienta sobre los cuartos traseros.
El amanuense llega, lo mira con absoluta normalidad, no hay nada de especial en ver a Moscatel corretear...
En un margen la pradera, y una colmena como abandonada, y azul su color, como el cielo, cielo con sólo una nube que pasa, pero no lo parece; se desplaza lenta.
A lo lejos, se oye un rebaño.
No tan lejos, un abejorro que pasa un poco ruidoso.
Moscatel avanza sigue adelante, que mueva que despliegue energías.
El cuadrúpedo olisquea el viento, quizá un rastro una fragancia, quizá.
Alrededor, el entorno, mira atento.
A lo lejos... ¿¡Qué!? ¡Perooo!
¡Un colchón!, un colchón ahí tirado en una margen, colchón algo mugriento.
Los residuos van se depositan en otro lugar, en un recinto habilitado para ello, con un horario de atención a....¿quién?
Fin